Para adentrarnos en el tema de los rayos, podemos encontrar que estas manifestaciones de la naturaleza muestran su rareza solo en momentos especiales en los que una gran parte de las fuerzas que actúan en los rigores del clima se unifican para formar cúmulos de iones, luego estos a su vez forman carga y cuando se encuentran demasiado cargados, entonces incrementan la suficiente fuerza de potencial como para hacer saltar chispas, las cuales a grosso modo son los grandes y poderosos rayos de los truenos.
Con el ser humano sucede algo parecido, los rayos para la magia son creados a partir de una sumatoria de fuerzas eléctricas del cuerpo y liberados a partir de las extremidades e incluso los ojos como canal conductor. El efecto generado por un rayo sobre el campo objetivo o el elemento que se quiera electrificar, es de estremecimiento inmediato; es decir, el campo de energía al que se hace objeto es impactado de manera poderosa desalojando todo su caudal energético inmediatamente, lo que generan los rayos puede catalogarse como una descarga demasiado abrupta que puede generar desmayos en personas con campo energético bajo, otro tipo de descargas son aquellas que generan estados de conciencia alterados, en donde el individuo al que se hace objeto experimenta un cambio de conciencia que se activa de manera instantánea en un momento determinado seguido de la exposición eléctrica. Los rayos son efectivos sobre un objetivo específico a la vez. Pero se puede hacer que un rayo circule a través de varios individuos u objetivos, el problema inicial es que la parte más fuerte de la descarga recae sobre el primer objetivo con el que se encuentre el rayo y por consiguiente el resto del rayo recae sobre los demás perdiendo cada vez mayor fuerza al salir de cada objetivo e ingresar en el siguiente.
Todos los rayos de tipo natural poseen el color púrpura azulado en su estado natural. Para variar el efecto se recurre a diferentes intensidades de campo o potencia. La mayoría de los rayos en la magia son utilizados para desvanecer hechizos, entidades, seres, objetos inmateriales. También son usados para dar vida a máquinas inmateriales, causar sobre cargas en sistemas específicos de carácter electrónico, generar protecciones radiales, desalojar energías específicas, y limpiar seres entre otros. En resumen se entiende que en la medida que un rayo tenga mayor cantidad de carga, en esa medida el disparo del rayo tenderá a sobre cargar tanto al objetivo que lo pueda hacer estallar.
Con el ser humano sucede algo parecido, los rayos para la magia son creados a partir de una sumatoria de fuerzas eléctricas del cuerpo y liberados a partir de las extremidades e incluso los ojos como canal conductor. El efecto generado por un rayo sobre el campo objetivo o el elemento que se quiera electrificar, es de estremecimiento inmediato; es decir, el campo de energía al que se hace objeto es impactado de manera poderosa desalojando todo su caudal energético inmediatamente, lo que generan los rayos puede catalogarse como una descarga demasiado abrupta que puede generar desmayos en personas con campo energético bajo, otro tipo de descargas son aquellas que generan estados de conciencia alterados, en donde el individuo al que se hace objeto experimenta un cambio de conciencia que se activa de manera instantánea en un momento determinado seguido de la exposición eléctrica. Los rayos son efectivos sobre un objetivo específico a la vez. Pero se puede hacer que un rayo circule a través de varios individuos u objetivos, el problema inicial es que la parte más fuerte de la descarga recae sobre el primer objetivo con el que se encuentre el rayo y por consiguiente el resto del rayo recae sobre los demás perdiendo cada vez mayor fuerza al salir de cada objetivo e ingresar en el siguiente.
Todos los rayos de tipo natural poseen el color púrpura azulado en su estado natural. Para variar el efecto se recurre a diferentes intensidades de campo o potencia. La mayoría de los rayos en la magia son utilizados para desvanecer hechizos, entidades, seres, objetos inmateriales. También son usados para dar vida a máquinas inmateriales, causar sobre cargas en sistemas específicos de carácter electrónico, generar protecciones radiales, desalojar energías específicas, y limpiar seres entre otros. En resumen se entiende que en la medida que un rayo tenga mayor cantidad de carga, en esa medida el disparo del rayo tenderá a sobre cargar tanto al objetivo que lo pueda hacer estallar.