El Tarot de Marsella | IV, El Emperador

Contrario a La Emperatriz, El Emperador sostiene el báculo con la mano derecha y tiene a un lado el escudo.
La vida se la toma como un verdadero desafío y no le importa tener que luchar, esforzarse y sangrar si es que eso lo lleva al éxito. Mira al futuro tomándolo bajo su control, completamente consciente de lo que él puede hacer y provocar a su alrededor.
El báculo en la mano derecha simboliza que tiene el conocimiento y la sabiduría suficiente para ir de frente por la vida sin tener miedo de mostrar qué es ni quién es, dejando la defensa como un elemento de reserva. A él no lo ataca nadie, nadie se atreve a hacerlo, ha sabido fomentar el respeto entre quienes lo conocen y sabe cuándo y cómo hacer que se le escuche. Puede representar el padre del consultante o, también, puede representar a una persona conocida que tenga mucha influencia en la vida de él.

Posición Derecha: Disciplina.
Para llegar alto es necesario pensar en grande. El Emperador piensa en grande, lo hace todo en grande y no tiene reparos en esforzarse hasta conseguir lo que se le ha puesto en la mente como su meta. No es un ser malo, al contrario, ayuda e incentiva al consultante en su camino a la felicidad. Puede ser un modelo cercano o lejano, pero es un ejemplo de autosuperación enorme y para el consultante significa mucho. En el camino de la vida quiere decir que es necesario tomar un referente para aquello que deseamos hacer, alguien que nos aconseje en caso de que no tengamos una persona así cerca, pero la aparición de esta carta siempre simboliza que ese alguien está en nuestro camino o próximamente ingresará a él para enseñarnos y alentarnos a que los sueños son posibles usando la esperanza y la disciplina a la hora de sentirnos merecedores de la felicidad.

Posición Invertida: Descontrol.
Cuidado, mucha ambición puede ser mala en este momento. Para poder pensar en grande hay que tener la entereza suficiente como para discernir entre el bien y el mal sin que la ambición de lo grande nos haga perder la consciencia. En este punto es necesario calmarse, el consultante puede tomar decisiones erradas por ser demasiado pasional o actuar mediante la frustración. Actuar en este momento significaría ir directamente a una pérdida de la cual sería bastante complicado reponerse, así que se recomienda paciencia, definir bien los objetivos y hacerlo con cierta frialdad. No conviene aceptar propuestas de proyectos nuevos, hay grandes posibilidades de que sean engaños y fraudes causados por mala gente.