Muchas veces se ha asociado esta carta al sufrimiento y al dolor, a las pruebas impuestas por el destino, al Dios que aprieta, pero no ahorca... estructuralmente, la carta dice otra cosa: el protagonista de este Arcano se ha colgado a sí mismo de cabeza en una especie de prueba para evolucionar, por su voluntad propia y no porque el destino o Dios lo haya situado ahí.
Cuelga de la pierna izquierda, poniendo todo el esfuerzo en su intuición y siendo ésta la más testeada, mientras que la pierna derecha se dobla formando el número 4, regido por Urano, planeta gestor de las grandes reformas a nivel individual como colectivo. Por mucho que parezca un episodio donde no se advierte salida alguna, esta carta representa el aprendizaje por la escuela del sufrimiento en su apogeo, donde es necesario afirmarse a lo más íntimo y así, como milagro, se puede salir adelante.
Posición Derecha: Mártir.
Posible encuentro con la oscuridad que habita dentro del consultante, lo cual le provoca sufrimiento. Las cosas van a demorar mucho, algunas acabarán y es posible que él reniegue contra todo lo habido y por haber, como modo de rebelarse ante lo que lo hace sufrir. Todo esto no es nada salvo una consecuencia del poco amor y la poca fe que se tiene a sí mismo, cosas que han germinado en tragedia tras tragedia. En este momento es necesario para el consultante ir hacia adentro, a neutralizar aquellas restricciones que puede tener guardadas desde su más tierna infancia y perdonar todos aquellos malos actos hechos y recibidos. Sólo aceptando el pasado, con sus enseñanzas y su método, se puede dar por aprobado el curso y cambiar de modo de vida.
Posición Invertida: Liberación.
La posición derecha de esta carta, curiosamente, puede verse más negativa que la invertida. En esta postura, la carta representa una liberación para el consultante. El sufrimiento que esté viviendo en estos momentos retrocederá hasta desaparecer, ya que ha terminado el ciclo de baja y comienza el apogeo. La existencia humana es cíclica, con altos y bajos, comenzando la parte alta en este período (o en el período que determinen los otros Arcanos), sin embargo, hay que advertir que no se confíe demasiado. El período de liberación puede conducir a una pereza y relajo exagerados que provocarían un efecto de boomerang, volviendo el dolor a tocar la puerta. Hay que conducirse con cuidado, procurar aprender de los malos momentos y, por sobre todas las cosas, no cometer los mismos errores del pasado.
Cuelga de la pierna izquierda, poniendo todo el esfuerzo en su intuición y siendo ésta la más testeada, mientras que la pierna derecha se dobla formando el número 4, regido por Urano, planeta gestor de las grandes reformas a nivel individual como colectivo. Por mucho que parezca un episodio donde no se advierte salida alguna, esta carta representa el aprendizaje por la escuela del sufrimiento en su apogeo, donde es necesario afirmarse a lo más íntimo y así, como milagro, se puede salir adelante.
Posición Derecha: Mártir.
Posible encuentro con la oscuridad que habita dentro del consultante, lo cual le provoca sufrimiento. Las cosas van a demorar mucho, algunas acabarán y es posible que él reniegue contra todo lo habido y por haber, como modo de rebelarse ante lo que lo hace sufrir. Todo esto no es nada salvo una consecuencia del poco amor y la poca fe que se tiene a sí mismo, cosas que han germinado en tragedia tras tragedia. En este momento es necesario para el consultante ir hacia adentro, a neutralizar aquellas restricciones que puede tener guardadas desde su más tierna infancia y perdonar todos aquellos malos actos hechos y recibidos. Sólo aceptando el pasado, con sus enseñanzas y su método, se puede dar por aprobado el curso y cambiar de modo de vida.
Posición Invertida: Liberación.
La posición derecha de esta carta, curiosamente, puede verse más negativa que la invertida. En esta postura, la carta representa una liberación para el consultante. El sufrimiento que esté viviendo en estos momentos retrocederá hasta desaparecer, ya que ha terminado el ciclo de baja y comienza el apogeo. La existencia humana es cíclica, con altos y bajos, comenzando la parte alta en este período (o en el período que determinen los otros Arcanos), sin embargo, hay que advertir que no se confíe demasiado. El período de liberación puede conducir a una pereza y relajo exagerados que provocarían un efecto de boomerang, volviendo el dolor a tocar la puerta. Hay que conducirse con cuidado, procurar aprender de los malos momentos y, por sobre todas las cosas, no cometer los mismos errores del pasado.