El poder se halla latente en el interior del cuerpo y puede ser liberado por los hábiles. No obstante se disipará rápidamente si no se confina en el interior de un círculo.
El poder es exudado del cuerpo a través de la piel y, probablemente, de los orificios del cuerpo. Debes, entonces, prepararte correctamente. La menor suciedad lo estropearía todo, esto muestra la importancia de una limpieza irreprochable.
La actitud es de una gran importancia, trabaja siempre con un absoluto espíritu de reverencia. Si es necesario puedes tomar un poco de vino y repetir a lo largo de la ceremonia puede ayudar a producir poder. Otras bebidas fuertes pueden ser utilizadas, pero es necesario ser moderado. No podrás dominar el poder si estás confuso.
El modo más simple de liberar el poder es danzar entonando un canto monótono, despacio al principio y acrecentando gradualmente el ritmo hasta llegar al vértigo. Los Gritos pueden ser usados entonces, pero también los gritos salvajes y carentes de significado producen poder. Con todo, este método inflama el espíritu y complica la dominación del poder, aunque es cierto que el dominio se puede adquirir con la práctica. El látigo es bastante mejor método ya que estimula y excita el cuerpo y el espíritu a la vez y permite conservar el dominio.
El Gran Rito es con ventaja el mejor método. El libera un enorme poder, pero las condiciones y circunstancias lo hacen difícil de dominar por el espíritu las primeras veces. Una vez más, esto depende de la práctica y de la fuerza natural de la voluntad del operador y, en menor medida, de la de sus asistentes. Si varios asistentes están presentes, como en otros tiempos, y si las voluntades están correctamente concordadas, se acaecen maravillas.
Los sacerdotes saben bien que acumulan un enorme poder a través del sufrimiento y el terror de las víctimas de los autos de fe (actuando las hogueras más o menos como los círculos). Los flagelantes de otros tiempos evocaban el poder, pero este era perdido por que no era confinado en el interior de un círculo. Con todo, la cantidad de poder generado era tan grande y continua que el iniciado pudiera disfrazarlo ridículamente y utilizarlo del mismo modo.
El poder es exudado del cuerpo a través de la piel y, probablemente, de los orificios del cuerpo. Debes, entonces, prepararte correctamente. La menor suciedad lo estropearía todo, esto muestra la importancia de una limpieza irreprochable.
La actitud es de una gran importancia, trabaja siempre con un absoluto espíritu de reverencia. Si es necesario puedes tomar un poco de vino y repetir a lo largo de la ceremonia puede ayudar a producir poder. Otras bebidas fuertes pueden ser utilizadas, pero es necesario ser moderado. No podrás dominar el poder si estás confuso.
El modo más simple de liberar el poder es danzar entonando un canto monótono, despacio al principio y acrecentando gradualmente el ritmo hasta llegar al vértigo. Los Gritos pueden ser usados entonces, pero también los gritos salvajes y carentes de significado producen poder. Con todo, este método inflama el espíritu y complica la dominación del poder, aunque es cierto que el dominio se puede adquirir con la práctica. El látigo es bastante mejor método ya que estimula y excita el cuerpo y el espíritu a la vez y permite conservar el dominio.
El Gran Rito es con ventaja el mejor método. El libera un enorme poder, pero las condiciones y circunstancias lo hacen difícil de dominar por el espíritu las primeras veces. Una vez más, esto depende de la práctica y de la fuerza natural de la voluntad del operador y, en menor medida, de la de sus asistentes. Si varios asistentes están presentes, como en otros tiempos, y si las voluntades están correctamente concordadas, se acaecen maravillas.
Los sacerdotes saben bien que acumulan un enorme poder a través del sufrimiento y el terror de las víctimas de los autos de fe (actuando las hogueras más o menos como los círculos). Los flagelantes de otros tiempos evocaban el poder, pero este era perdido por que no era confinado en el interior de un círculo. Con todo, la cantidad de poder generado era tan grande y continua que el iniciado pudiera disfrazarlo ridículamente y utilizarlo del mismo modo.